Fuente: JDN / Escribe: Célia Garcia-Montero
- Sensores, gafas, suelas… Se han puesto en el mercado varias soluciones conectadas para ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas mayores.
La causa número uno de accidentes domésticos entre los ancianos está disminuyendo. Después de 65 años, un tercio de las personas mayores sufre caídas durante el año, según la empresa Telegrafik, especialista francesa en soluciones IoT para soporte domiciliario: “La detección de caídas de las personas mayores es un tema importante porque estos eventos dependen de hospitalizaciones y pérdida de autonomía ”, subraya Carole Zisa-Garat, fundadora de la empresa que apuesta por las soluciones conectadas para combatirlas.
El tema no es nuevo, los sistemas de teleasistencia compuestos por pulseras provistas de pulsadores de llamada están implantados en el mercado desde hace unos veinte años. Pero persiste la desgana de los ancianos. “Todavía hay miedo a la tecnología digital y no quieren aportar soluciones que muestren su vulnerabilidad”, subraya Xavier Corbin, director de ventas y marketing de la empresa francesa de teleasistencia SeniorAdom.
Para remediar este obstáculo, varias empresas están trabajando en wearables invisibles y, por lo tanto, que no estigmatizan al usuario. Entre ellos, la start-up francesa Abeye lanzó a mediados de junio de 2020 –en colaboración con Atol–, un par de gafas conectadas que detectan la caída. Cuando el usuario se cae en casa, puede enviar una señal desde sus gafas utilizando un transmisor remoto instalado en su casa, que transmite la alerta a la plataforma de asistencia remota Allianz.
Se necesitaron dos años de trabajo para que la start-up gestionara la energía, la miniaturización y el funcionamiento del dispositivo insertado en las patillas de las gafas. “La tarjeta electrónica está en una rama, las baterías en la otra”, especifica Michael Kodochian, presidente y fundador de la start-up, que ha integrado un algoritmo CNRS para diferenciar las llamadas caídas fuertes, donde la persona impacta con el suelo, de las llamadas caídas blandas donde una pared o una mesa, por ejemplo, absorben el impacto. Michael Kodochian ya está trabajando en una segunda versión que incluye más modelos para adaptarse a diferentes morfologías faciales y que funciona con una batería recargable magnética. Abeye está reclutando y recaudará fondos a fines de 2020 para desarrollarlo.
Una suela comercializada a finales de 2021
Por su parte, la start-up francesa LiveStep está desarrollando una suela conectada destinada a detectar la pérdida de verticalidad. Este producto patentado es el resultado de tres años de trabajo de un equipo de tres personas. “La suela, que tiene una autonomía de seis meses, está equipada con varios sensores para conocer la orientación del pie o la aceleración de los movimientos”, especifica Romain Berrada, su cofundador y manager técnico. “Tener varios datos sobre el contexto es fundamental porque una caída no ocurre en todo momento. Suele ocurrir cuando una persona se levanta después de tomar la medicación y tiene la presión arterial alta, o en momentos de fatiga por la tarde”, agrega. LiveStep pretende que su suela funcione en los hogares de ancianos que necesitan información adicional para comprender las causas de las caídas y mejorar su atención. En pruebas con varias personas, la suela conectada debería comercializarse a finales de 2021.
Para las empresas Telegrafik y Senioradom, un dispositivo portátil de detección de caídas no es suficiente. Las dos empresas se posicionan en la detección de eventos inusuales mediante un conjunto de sensores. “Una caída puede ser el resultado de un trastorno alimentario, la hidratación o la disminución de la actividad física”, dijo Xavier Corbin, de SeniorAdom. Lo que permite este conjunto de sensores que incluye brazalete de alerta, sensor de cama o detector de presencia en una habitación, según Carole Zisa-Garat, es una información mucho más precisa y un procesamiento rápido. Telegrafik ha equipado a más de 4.500 personas para el apoyo a domicilio y 30 establecimientos de alojamiento para personas mayores (residencias de ancianos, residencias para personas mayores, etc.) con su suscripción SaaS.
La crisis del coronavirus ha creado conciencia sobre la importancia de la contribución de lo digital al monitoreo de la salud, dice Senioradom. “Estamos viendo una demanda creciente para la detección de caídas de personas mayores, tanto en Francia como en el extranjero”, confirma Ana Maria Giménez, responsable de alianzas en Sigfox, el operador francés del IoT. El potencial del mercado abre muchas perspectivas para los jugadores. “El mercado aún no se ha disparado, solo 600.000 personas están equipadas con un sistema de asistencia remota en Francia, mientras que esta cifra debería ser de dos millones”, dice Carole Zisa-Garat, de Telegrafik, quien predice el desarrollo futuro del “hogar de ancianos” gracias a las soluciones de IoT.