“El CEO Sigfox, la empresa que está revolucionando la comunicación entre objetos, Ludovic Le Moan, explica a INNOVADORES su nuevo proyecto: una constelación de satélites
“Todo el mundo habla de internet de las cosas (IoT). Hay un montón de ruido, porque es una gran oportunidad. Es una palabra de moda, como la inteligencia artificial, el blockchain… pero cuando hablamos con un cliente, lo primero es preguntarle si sabe cuál es el valor de los datos que va a extraer. Y si no lo sabe, podemos ayudarle a definirlo con una prueba de concepto. Pero no nos ponemos en marcha si no estamos seguros de poder extraer los datos que desea con un coste más bajo que los beneficios que pueda obtener de ellos”.
Ludovic Le Moan, fundador y CEO de Sigfox:, “la primera red de IoT desplegada por todo el mundo”, sí parece tener un concepto muy claro sobre lo que es el internet de las cosas, pese al ruido. Señala dónde está, en su opinión, el modelo de negocio y hasta juega con la metáfora de que ‘los datos son el petróleo del siglo XXI’.
Su planteamiento es planificar “cómo captar el máximo de datos con el menor gasto, de una manera similar a lo que hace la industria del petróleo, antes de extraerlo del subsuelo. No hemos construido todavía con los datos un mercado de miles de millones como el del petróleo, pero lo estamos creando al mejor precio posible de extracción”.
Le Moan ofrece a INNOVADORES una visión del IoT menos utópica y grandilocuente de lo que suele oírse en tantas keynotes. Se podría resumir en cuatro puntos: máximo ahorro de energía y costes; uso realista de los datos para el aprovechamiento del negocio; creación de un ecosistema, en el que ofrece su desarrollo tecnológico gratis; y una red global de comunicaciones propia (ajena a internet), que en un futuro muy próximo añadirá su propia constelación de satélites.
Y todo eso con una compañía que empezó “entre 2010 y 2011 con idea de desarrollar la tecnología. Abordamos la infraestructura en Francia entre 2014 y 2015. Y nunca cambiamos la visión de nuestro inicio, como a menudo ocurre con algunas startups, que readaptan su modelo de negocio y su planteamiento con el día a día”. El resultado es que “hoy podemos decir que no tenemos competidores en el mercado global. Nosotros estamos en 47 países con una única red. No hay diferencias entre España, Sudáfrica o Singapur. En todas partes es igual. Algo único en la historia de las telecomunicaciones”.
La clave es lo que Sigfox denomina “el módulo”, el componente de hardware que transmite los datos desde un sensor o un dispositivo. “Cuando empezamos, el módulo costaba 12 dólares y llegamos a alcanzar un máximo de 17. El pasado año anunciamos ya un precio de 20 centavos”.
Pero esa parte no es el negocio de su compañía. El ‘módulo’, desarrollado por Sigfox, lo producen los propios fabricantes de dispositivos, incluyéndolo en sus chips: “Compartimos el valor de IoT con todos, porque nuestro modelo de negocio sólo se basa en una tarifa de suscripción para las comunicaciones. No cedemos la patente del módulo: es una licencia gratuita para los fabricantes de dispositivos que lo quieren poner. Pagan los que transmiten sus datos”.
“Nuestro objetivo es ofrecer la manera más sencilla de transmitir desde dispositivos y sensores a la nube, reduciendo el consumo de energía y el coste a cero”, añade Le Moan. Aunque a continuación puntualiza que “no exactamente ‘cero’, porque necesitamos tener ingresos y beneficios para nuestros inversores. Pero sí hacerlo tan barato que no haya razón para que no podamos conectar todas las cosas. Incluso una mesa, una puerta… cualquier cosa“. El proyecto de Sigfox ha conseguido “500 millones de financiación. Tenemos que dar resultados a nuestros inversores, pero no produciendo creatividad equivocada”. En este momento está en el punto de break even y espera arrojar beneficios el año próximo.
“Nosotros suministramos la red. Trabajamos con todos los vendedores de electrónica, para que incluyan el protocolo de Sigfox en sus chips gratis”, aclara Le Moan. “Nuestro modelo sólo se basa en conectividad. Funcionamos con conexiones inalámbricas a nuestra propia red, que funciona no sobre las de las telcos, sino sobre las antenas. Es muy fácil desplegar una red propia, porque puedes alcanzar acuerdos con diversas compañías, para alquilar ‘espacio’ en las antenas; en las torres y las que tienen en los tejados. Tenemos nuestro protocolo y somos el marco en el funciona un ecosistema. Tenemos muchos partners para automatizar la industria y la movilidad. Hemos especificado desde el principio un protocolo que permite depender de la energía disponible. Incluso aunque no haya mucha”.
El flujo que explica el CEO de Sigfox se basa en captar los datos en los dispositivos IoT, que se transmiten directamente mediante el ‘módulo’ inalámbrico, y se envían “hasta nuestra propia nube donde almacenamos los datos. Nos asociamos con Microsoft, IBM, Amazon y otros. Tenemos nuestros propios servidores para los datos y para procesar la red y mantenerla en tiempo real. El centro de operaciones está en París y Toulouse”.
El valor que genera la actividad “está abierto para todo el que quiera aprovechar. Tratamos de ayudar al ecosistema y entrenarlo para comprender la principal oportunidad del momento que es el tracking de activos. El IoT está en todas partes y oímos muchos casos, pero pocos son muy relevantes en términos de negocio. Puedes hacer aproximaciones en Smart Cities, en ideas creativas… me parece divertido, pero no puedes construir un negocio con esas cosas”.
Le Moan cita un ejemplo: “Rio Tinto tenía siete millones de euros en stock de neumáticos, para garantizar las operaciones 24/7 con sus camiones. Si se queda sin neumáticos y tiene que parar los camiones le supone una gran pérdida. Ahora sólo tiene 1,5 millones, porque Sigfox introdujo la capacidad de hacer seguimiento del uso de los neumáticos en el transporte de sus contenedores”.
Y el siguiente paso es el espacio, la última frontera… “En 2022 tendremos 40 satélites que cubrirán toda la superficie del planeta, tendremos una red en tierra y otra de satélites, que se podrá usar por igual. La de satélites cubrirá los océanos y desiertos”. Sigfox será la primera empresa privada en desplegar su propia “constelación de satélites cubesat [minisátelites con forma cúbica de 10 centímetros de arista], gestionada por Eutelsat, en una órbita entre 600 y 800 kilómetros”. El primer lanzamiento será el próximo enero y tras una etapa de pruebas, entre tres y seis meses, si todo va bien, toda la constelación se desplegará en un par de años.