“Ciudad del Cabo se queda sin agua. La mayor sequía de la historia y la urbanización masiva de la ciudad amenazan con dejar sin agua a los más de 400.000 habitantes en los próximos meses. Pero la ciudad sudafricana no es la única. En México, once millones de personas no cuentan con agua potable y la disponibilidad de agua per cápita ha descendido de los 18.000 en 1950 a los 4.028 metros cúbicos en 2012.
A nivel mundial, se calcula que en 2030 habrá un déficit del agua del 40% y, si no se toman medidas, este número no hará más que incrementarse. En este contexto, México se posiciona como uno de los países con riesgo de quedarse sin agua, mientras que en el país se pierde entre el 30% y el 50% del abastecimiento público en fugas. En la mayoría de los casos, no se reporta el escape hasta que se han perdido miles de litros.
Kraken Agua pretende iniciar un cambio para no solamente cambiar la cultura sobre el consumo del agua, sino utilizar la tecnología para intentar evitar grandes pérdidas. La empresa, fundada por Mariana Torres Avendaño y Roberto Arteaga García en el estado mexicano de Querétaro en 2015, está centrada en proporcionar agua a sus clientes y, gracias a un sensor que han desarrollado, pueden detectar el nivel de agua en cisternas y tinacos. El sensor, sin embargo, pretende responder en un futuro a una demanda mucho mayor.
Hablamos con Roberto Arteaga García sobre cómo nació la empresa, la cual fue una de las que representó a México en el CES 2018, sus objetivos y la crisis del abastecimiento de agua en México y a nivel mundial.
¿Cómo surgió la idea para crear Kraken Agua?
Kraken inició con otra empresa, Cleanbox, que se encargaba de tareas de lavandería industrial. La empresa necesitaba mucha agua y optamos por contratar pipas de agua. Empezamos a crecer, pero nuestros proveedores no llegaban a tiempo muchas veces para el suministro de agua y eso provocaba que se retrasara la producción del lavado. Y de esta necesidad nació la iniciativa. Vendí mi coche y compré una pipa de 1993. Me forcé a aprender rápidamente donde cargar agua, buscar proveedores de mecánica y aliados estratégicos.
El martirio fue que en ese momento no tenía ni idea del tema mecánico de transporte pesado. No sabía donde guardar la pipa. Como emprendedores, nos metimos en algo sin conocer, sin saber, sin hacer gestión de información.
¿Qué necesidad pretende cubrir la empresa?
Empecé a vender agua en las obras y me di cuenta de que los clientes me pedían el suministro en el momento en el que se le acababa. No se habían dado cuenta antes de que se estaban quedando sin agua, la cual era vital para su trabajo, y no me avisaban con antelación. Hasta que empecé a entender lo que necesitaban.
Pensé que necesitábamos algo que fuera en tiempo real, que pueda dar el nivel de agua pero que no sea a través de Bluetooth ni Wi-Fi. Si tienes dos o tres paredes el Bluetooth no llega y si es por Wi-Fi dependemos de la conexión del cliente. Tenía que ser algo autónomo.
Junto con Sigfox, empezamos a diseñar un sensor que pudiéramos colocar en las cisternas de cliente, que nos avisara en tiempo real cada 15 minutos qué nivel de agua tenía. En un futuro será a través de una app pero ahora es una web que se adapta a cada celular y que permite ver los niveles de agua en los tanques de todos los clientes. Los colores determinan el nivel y así tomamos la decisión de dónde acudir primero para rellenar los tanques.
Con esta tecnología le suplimos agua a la gente antes de que sepa que no tiene agua. De esta manera hemos conseguido aumentar la productividad en un 40% porque, aunque vendemos 10.000 en vez de 20.000 litros, es un servicio más rápido y constante.
¿Cómo pretende escalar el producto y llevarlo más allá de su uso actual?
El sensor nace para ayudar a vender más pero vivimos en un mundo globalizado, transculturizado, y es evidente que el sensor tiene posibilidades de aplicación en diferentes mercados. Una posibilidad es vendérselo a fraccionamientos [urbanizaciones] para que tengan monitoreados los niveles de agua de las casas.
Por ejemplo, un amigo tuvo una fuga y no se dio cuenta porque no había ningún instrumento que le avisara. Ese instrumento sí existe y se llama medidor. Si lo hubiera tenido, le hubiera llamado al atención el gran consumo de agua, pero por ahora casi nadie tiene la costumbre [de tenerlo]. La tecnología haría posible que si estás consumiendo en la noche te mandaran una alerta para decirte que tienes un problema de agua.
La intención hoy como empresa es vender agua pero antes de vender el sensor lo tengo que validar para que valga la pena. Tenemos que hacerlo replicable y eventualmente es algo que pasará porque nadie más lo tiene. El precio público no está espeficiado pero será menos de 5.000 pesos aunque te dura toda la vida.
Deberíamos dar por hecho que debe haber un sensor de agua para tu casa.
¿Cuál cree que es el mayor reto para evitar fugas de agua? ¿Cómo les pondría freno?
Creo que debemos entender que el agua es un recurso finito, entender que se está desperdiciando y que no se están tomando las medidas necesarias. En uno de nuestros pozos, nos dimos cuenta que por cada pipa que se llena al mes (se llena unas 100 veces) se tiran 9 pipas. 180.000 litros se tiran al mes por cada pipa. La rellenan, se ponen debajo de una garza y abren la llave. En ese inter, se tira agua.
Hicimos un estudio en el que medimos este dato, que es mucho más escandaloso si pensamos que se cargan 100 pipas al día en los pozos del estado de Querétaro. En ese estudio sacamos también que se podrían ahorrar 13 millones de pesos en agua en lugar de tirarla.
El director de la Comisión Estatal de Aguas Querétaro me comentó que la ciudad está dividida por sectores. Dan, por ejemplo, cien metros cúbicos de agua pero de esos solamente se aprovechan 50. ¿Por qué? Por fugas como la de mi amigo. Hay muchas fugas en las calles de Querétaro y si tuviéramos los sensores en todas las casas sabríamos qué sector de la ciudad está teniendo una disminución del valor de agua y estudiarlo. Así se van acotando los problemas aunque hará falta más tecnología.
Para evitar los desperdicios, estamos haciendo también una propuesta automatización del pozo. El objetivo es que se vacíe solamente el agua necesaria. Ahora, se abre la llave y a veces no te das cuenta de lo que estás gastando. Con el software se tirará solamente la cantidad que especifiques.
La Ciudad de México está afrontando una crisis por el abastecimiento del agua, sobre todo en delegaciones como Iztapalapa. ¿Qué piensa sobre este problema?
El urbanismo tiene mucho que ver en esto. Al crecer la Ciudad de México como ha crecido en los últimos años, con nuevos edificios y la zona de Santa Fe, se crean también nuevas calles, carreteras, etc. El 70% del abastecimiento de agua es a través de la extracción del subsuelo pero las carreteras en el México corrupto no están hechas para resistir las toneladas que carga un camión. Cuando pasa una y otra vez terminan haciéndose baches.
Si en una carretera se invirtieron 100 millones pero de esos se llevaron 30 millones, se ahorró con materiales baratos y eso tiene un impacto en la carretera. Como no hiciste una infraestructura hidráulica correcta, obligaste a que una pipa pasara por arriba y al pasar por arriba estás deteriorando la carretera por donde tiene que pasar la pipa. Eso terminó afectando al desarrollo urbano. No es un factor único, es un tema multifactorial.
¿Recuerdas la película de Mad Max? Eventualmente va a pasar eso, aunque no nos vayamos al extremo futurista. Los que tengamos acceso al agua van a ser unos pocos.
Con el sensor, se podría avisar a tiempo en las colonias que tienen déficit de agua y al organismo que regula el agua para localizar sus esfuerzos. Eso es una solución que va unida con quince más. Lo que queremos es cambiar la cultura del agua.
¿Cree que existe un compromiso social para cambiar esta situación?
Hay cada vez más empresas que venden productos relacionados con el abastecimiento del agua pero en general no hay una preocupación por este tema. Si se acaba el agua, ¿qué voy a vender? Como recurso finito no tenemos la certeza de cuánto va a durar. Ciudad del Cabo se está quedando sin agua pero estamos más preocupados por llegar a Marte que por el abastecimiento de agua.
Admiro a Elon Musk, como emprendedores aspiramos a lo que está haciendo, pero en la contraparte, pregunto cómo puede estar más preocupado en mandar un carrito al espacio [en relación al lanzamiento del Falcon Heavy con un Tesla Roadster en su interior] cuando en su país no hay agua [Musk es originario de Pretoria, Sudáfrica].”
Fuente: Hipertextual