La idea era estupenda pero necesitaba de la unión de tres organizaciones interesadas en el medio ambiente y en el temible cambio climático.
¿De qué se trataba? De dar apoyo y seguridad tanto a los científicos como a los equipos de investigación de la expedición BELARE: un team sorprendente de técnicos e investigadores especializados en glaciología, climatología y geomorfología que, durante tres meses ¡y en plena Antártida!, desarrollaron proyectos de investigación para comprender los cambios en el clima y la sostenibilidad del planeta.
De esta manera, el Secretariado Polar de Bélgica, la Fundación Sigfox y SENSOLUS se unieron para dar seguridad a la expedición y a sus respectivos equipos. La expedición BELARE fue alojada en la Estación Princess Elisabeth: la primera estación polar que opera enteramente con energía solar y eólica y que, desde 2009, es la casa de distintos científicos del mundo que van a la Antártica a hacer sus investigaciones sobre el medio ambiente.
¿Cuál fue la labor de Sigfox? Implementar la red en uno de los climas más difíciles y severos del mundo para asegurar la seguridad de las condiciones de trabajo de los científicos y de los equipos. A través de dos antenas instaladas en la estación polar se conectaron 45 trackers GPS a la red Sigfox y, de esta manera, se pudo enriquecer la investigación con la medición del movimiento de grandes bloques de hielo, la observación de la nieve, y la colección de data a largo plazo. Conectar el mundo físico es una gran oportunidad para obtener información vital, además de aprovechar las ventajas que da la observación satelital.
La misión de la Antártida fue finalmente un éxito y una enorme satisfacción para la Fundación Sigfox.